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sábado, 20 de septiembre de 2014

La cueva del Crespo

Si la Cueva Crespo en Villar de Acero quereis encontrar...

Si la Cueva Crespo querer  encontrar
hasta el viejo castaño tendras que llegar
una vez encontrado, comienza el trepado
y tras doscientos metros de duro trabajo
contemplaras lo acordado

Leyenda de Xan López


Leyenda de Xan Lopez

Tenía Xan López merecida fama de ser uno de los mejores cazadores nunca vistos.
Pocas eran las piezas que no sucumbían a su formidable puntería: veloces corzos, feroces jabalíes y esquivas perdices poblaban siempre su bien surtida canana.
Se comenta que yendo en una ocasión con otros cazadores localizaron, en la vertiente opuesta de un angosto valle, un corzo. Quiso dispararle Xan, pero sus compañeros lo desanimaron por temor a que errara el tiro. Ya de regreso por el mismo camino con un jabalí al hombro, reprochó Xan a sus compañeros la de confianza que con él habían demostrado, y les acusó de ser los responsables de que el corzo no hiciera compañía a la pieza cobrada.

La pequeña discusión se saldó con una apuesta. Cruzó uno a la ladera contraria y colocó una bola de nieve en una peña cercana al lugar en donde el corzo había estado apostado. Echó Xan el arma  al hombro y un disparo seco rasgó el aire puro y gélido del atardecer invernal: en el abesedo la bola de nieve había sido pulverizada.

–¿ Veis cómo no se hubiera escapado el corzo?-exclamó Xan complacido por la demostración que acababa de realizar.

Tiempo después partió en solitario hacia el Crespo, zona limítrofe con los montes de Villar. Allí descubrió, saliendo de la espesura de un robledal en dirección a una pequeña braña, a un hermoso jabalí que se disponía, seguramente, a abrevar en el nacimiento de la fuente.
Tomó posiciones, y cuando lo hubo tenido en el punto de mira apretó el gatillo; el animal se retorció violentamente gruñendo y  ante la mirada atónita de Xan, se internó de nuevo en el bosque. ¡No podía creer que hubiera fallado! Acercándose a la braña comprobó que la hierba y el matorral de carquesía y urces estaba salpicado de sangre. Y aunque siguió el rastro durante cierto tiempo, al final terminó por abandonar la búsqueda.

Poco después, el jabalí, herido de muerte como estaba, fue a entregarse mansamente a manos de unos vilaregos que venían a regar unos prados. Después de poner el animal a buen recaudo, y suponiendo que era obra de Xan, tramaron darle un buen escarmiento.

Llegados a este punto de la narración hay que advertir al lector que entre vilaregos y teixaregos habían existido en el pasado desavenencias y encontronazos ocasionados por problemas de límites de montes. Aquí aparece nuestro personaje que, sin imaginarlo siquiera, se convertiría en el blanco de las iras de estos hombres, en la víctima propiciatoria con la que aplacar la envidia y la rivalidad cultivada durante largo tiempo, y que acabaría por desatar sus más bajos instintos.

Cuentan que uno marchó a Villar en busca de un arma y al regresar, los tres juntos, se echaron monte arriba en busca de Xan, mientras éste, ajeno a todo lo que se estaba urdiendo, continuaba en busca de caza por esa zona motivo de desencuentros.

No tardaron en localizarlo y en confirmar que se trataba del enemigo largamente buscado. Se acercaron cautelosamente a él, y  como si de una presa se tratara, lo abatieron. Sintió Xan que sus piernas eran atravesadas por cuerpos incandescentes y, sin apoyo, se desmoronó como un fardo. A los tres les faltó tiempo para emprender la huida.

El herido, viendo que su cuerpo se vaciaba de sangre, ora arrastrándose ora dando tumbos, se precipitó ladera abajo. Rodó por senderos, se deshizo por entre la maleza y , por el cauce de un riachuelo seco, llegó lívido a las proximidades del Puente de Trabado. “Fueron los de Vilar” confesó moribundo al único testigo: su perro. Poco después fallecía.

El animal veló el cadáver largo tiempo, mas al ver que nadie acudía, y puede que obligado por el hambre, se presentó un día en el pueblo transido de necesidad, y condujo posteriormente a quienes quisieron seguirlo hasta su amo.

Si bien fueron hechas las denuncias y se instruyó el correspondiente sumario, al carecer de testigos  (el muerto no hablaba y el perro tampoco) , jamás el suceso se llegó a esclarecer.
El acontecimiento estaba ya casi olvidado cuando los autores, libres de toda sospecha, bajaban una noche por una sierra desafiando al destino con burlas acerca del luctuoso suceso.

–¿No recordáis, hombres, a Xan López? – Exclamó uno entre risas¬—Tal vez continúe todavía cazando por el Xácamo.

–Buen pasaje le dimos—manifestó el otro
 –. ¡Cuánta caza nos robaba!
 –¿Qué os parece? ¿Llamamos a Xan López a ver si responde?—
siguió el primero en su delirio irreverente-. Y a continuación se puso a gritar:

 –Xan López, ¿no tienes un corzo contigo?- y así dos veces más, hasta que una voz los dejó clavados en el suelo.

–¿Qué le queréis, hombres?, ¿qué le queréis? ¡ Venid aquí si es que os atrevéis!

Sin mediar palabra alguna, y tras intercambiar aterradas miradas, huyeron por donde el momento de desorientación se lo permitió. Cuando al final se presentaron en el pueblo, iban sin habla y con semblante cadavérico. Uno cayó enfermo y poco más tarde falleció a consecuencia del susto. Los otros dos dicen que una misteriosa maldición fue consumiéndolos.

Aquí podría terminar el relato y que cada lector hiciese sus propias conjeturas acerca de la misteriosa aparición. Pero como mi informante podría achacarme que el episodio queda inconcluso, y algún lector podría quedar con la sensación de haber recorrido un camino que desaparece de súbito, ahí va el final.

El espíritu errante de Xan López no era sino un teixarego que, en aquel momento, andaba escondido porfiando con otros para hacerse con el agua con la que regar un prado, y que, conocedor de los tristes sucesos, quiso castigar la osadía de los vilaregos y a fe que lo consiguió.

El teixarego guardó celosamente el secreto, y sólo después de mucho tiempo, cuando ya era viejo, se fueron conociendo los hechos.

Hoy, el paraje en el que el teixarego fue herido se le conoce como la mata de Xan López

jueves, 18 de septiembre de 2014

A fonte da Xana




Hay una fuente en Quintela
 Que nace al pie de un castaño 
Quien bebe en la cruz de agosto
Se casará en la de mayo




Eran os anos do
século oito cuando naceu a primeira monarquía da península que comenzóu en
Asturias, e que avanzóu polas terras do que oxe é Lugo e León.
 O primeiro rei foi
un lacazán folgazán que chamábase Mauregato. Con él fixeron un trato os moros pra que lles dera un cento de mociñas novas  cada ano polo
vrau. Mais habían de ser  das máis feitiñas de todas as comarcas do
pais.

Tiña Mauregato na
Somoza de Ancares un encargado que
chamábase SINDO e que lle deran o traballo de atopar dúas docenas de mozas pra que
dentre ellas escollera o Mauregato as mellores o sou gusto.

SINDO encargóu os sous guerreiros que foran polas aldeas e colleran as millores mozas que atoparan.
Logo él quedaríase as que lle parecera ben pra levarllas o Mauregato quen
daríallas ó Califa de Córdoba pro sou
harén de mulleres cristianas do
Generalife na Granada andalusí. Chegaron os soldados a "Medina Benismail," que era cómo
chamaban naquel entonces os moros a Vilar,
e pararon na primeira casa que atoparon e que era dunha familia que tiña
unha filla de nome Celinda moi ben feita e moi lista que taba lavando no riu
cerca da ponte denbaixo. Cuando Celinda chega a casa e vindo os soldados, que
non lle  dixeran que viñan polas mozas, púxose a cantar e bailar
diantre deles e tiña tal xeito, gracia e  encanto que os mouros quedaron namorados

Xa Celinda adivinou as intencióis dos mouros, e pensou denredalos co conto de que quería
ofrecerlles un baile especial e mellor
sólo pra eles . Mais tiña que facelo no prado das Liñares de noite e a luz da lúa . Saíron todos os
soldados pois era xa noite, e Celinda
díxolles que esperaran quietos e quediños que ela iba buscar o mellor sitio pra o misterioso baile. E foi a escape
atravesandolo riu polo banzado e
escondeuse entre os ramallos o pé da
fonte da Pontiga.



Taba eilí Celinda
xunto poza que fai a cascada cuando sentiu que a xamaban polo
nome:


-Celinda si queredes deixar de pagalo tributo das 100 mozas
o rei mouro, téis que facer o que eu te diga: Téis que ir a fonte de Quintela a
estoupalo pozo da Lameira do tiu Serafín e unha vez
baleiro tapalo outra vez. Logo o pé dun castañeiro verás un xenio con forma de
home  e téis que
pedirlle que te dé dos urizos. Botas un
no pozo cheo e colles o outro e tráeslo
eiquí onde min. En cuanto o botes
na poza tú quedarás feita
unha xana miña desta fonte da Pontiga e poderás librar toda a
Comarca do compromiso do Mauregato.

Fixo Celinda o que lle mandara o xenio ye cuando volvía polo carreiro de Quintela o pueblo xa sentiu  o ruido da tropa dos moros que marchaban por Daquelado. Era que viñera un recado do Mauregato de deixar  Medina de Bismail a toda prisa pois as tropas cristianas atacábanlles nos chaus de Toral. E parece que perderon a batalla e os moros tuveron que escapar hasta máis aló do Manzanal plantando o sou campamento nas cercanías de Astorga.

Así as mociñas quedaron sin medo e co tempo da cruz de Mayo casáronse con mozos cristianos do lugar.

Romance cantado

Un romance  que podría ser el cantado por alguien vecino de Villar o de cercanías:

http://www.youtube.com/watch?v=wau-5fnH-uk

Para escucharlo subrayar el enlace  y dar con el botón derecho  en "abrir el enlace"

Conde Alarcos


0503:2 Conde Alarcos (í-a)            (ficha nº: 819)

Versión de Tejeira (ay. Villafranca del Bierzo, ant. Paradaseca, p.j. Ponferrada, ant. Villafranca del Bierzo, comc. Burbia, León, España).   Recitada por Bárbara Poncelas (69a). Recogida por Débora Catalán, Diego Catalán, Paloma Esteban y Bárbara Fernández, 16/07/1985 (Archivo: ASOR; Colec.: Encuesta LEÓN 85; cinta: 2.16-7.1/A-16 y B-01). Publicada en TOL I 1991, pp. 221-222.  086 hemist.  Música registrada.


     El rey tenía una hija,    mucho la quiere y la estima,
  2   vestida la trae de oro,    calzada de plata fina.
     Él la quería casar    y ella dice que es muy niña.
  4   Pasan tiempos, vienen tiempos    y la niña por casar inda.
     Bien la oía su padre    cómo suspira y gemía.
  6   --¿Por qué lloras, la Silvana,    por qué lloras, hija mía?
     --Como no hei llorar, padre,    si me hallo por casar inda.
  8   --Cuando te quise casar,    dijistes que eras muy niña,
     y ahora                         igualanza contigo no había
  10   si no fuera conde Flores,    hijos y mujer tenía.
     --Mándelo llamar, padre,    para una rica comida;
  12   en el medio de la comida    háblale de parte mía,
     si se acuerda de algún tiempo,    si se acuerda de algún día
  14   cuando los dos retozamos    en campos de verde oliva,
     yo con mi blanco jibón    y él con su blanca camisa.
  16   --De esos modos, la Silvana,    tu honra ya está perdida.
     --No están, no, mi padre    que eso nadie lo sabía.--
  18   Mandara llamar al conde    por un paje que tenía.
     --Me manda el rey que lo llame,    yo no sé qué le quería.
  20   --Yo aquí vengo, buen rey,    por ver lo que me quería.
     --Lo que te quiero, buen conde,    bien no te parecería,
  22   que mates a tu condesa    y cases con mi infantina.
     --¿Cómo hei de matar, buen rey,    a quien tánto me quería?
  24   --Si no la matas, buen conde,    pagarás por la tu vida.--
     Se volviera para casa    más triste que salira.
  26   A condesa pone a mesa,    e o conde non lle comía.
     --Dame de tu pesar, conde,    dareite de mi alegría.
  28   --Alegría que che hei dar,    bien no te parecería,
     me manda el rey que te mate,    e case con su infantina.
  30   --Por Dios te pido, buen hombre,    que no me quites la vida,
     yo a mis hijos y los tuyos    yo a criarlos sería.
  32   --No puede casar el conde    `tando la condesa viva.
     --Por Dios te pido, buen conde,    que no me quites la vida,
  34   yo iréme a un desierto    y allí vida santa haría.
     --No puede casar el conde    `tando la condesa viva.
  36   --No me mates con cuchillo,    que muerte puerca sería;
     ahógame con un pañuelo,    que muerte dulce sería.--
  38   Echó la mano al bolsillo    a un pañuelo que tenía.
     Estando en estas razones,    diera habla una niña,
  40   que para tener dos meses    aún le faltaba un día:
     --¡Adiós, querida mi madre,    cómo te quitan la vida
  42   por dar gusto a un traidor    y a una puerca cochina!
     ¡Válgame Nuestra Señora,    válgame Santa María!

El oso y los ecos

   Un cuento ecológico ancarés:

Una familia de ecologistas (no tiene por qué ser la familia Palomero) decide pasar el fin de semana con sus dos niños de camping en plena naturaleza en un paraje lindante con la reserva de Ancares. Igual tienen el privilegio de ver algún oso pardo repoblado que pase cerca para beber en el arroyo cercano y lo puedan grabar con la digital .


A media tarde los niños se alejan  tras una lagartija cuando  de pronto se encuentran con mamá Osa y sus cuatro retoños a la entrada de la cueva que les sirve de vivienda. Acosumbrados los niños a pensar que “cabemos todos” se acercan sin miedo como si los animales fueran de peluche y sorprendentemente la Osa no los ataca.

Llegan los padres de los niños buscándolos y se quedan petrificados viendo la escena.
Algo del padre no gustó a la Osa que se puso sobre sus patas traseras y lanzó un gruñido estremecedor y amenazante. Dispuesta a bajarse e ir contra los padres cuando un certero disparo la abate dejando huérfanos de madre a sus  cuatro ositos. Aparece papá oso como una furia y otro disparo del cazador del país salva de una muerte segura a los padres franciscanos y ecologistas de pro.

El cuento finaliza con la denuncia  a la guardia civil contra el cazador terrorista asesino que tiene que pagar una fuerte multa que el gobierno destina junto con el recorte de pensiones a las viudas víctimas del terroristo, a pagar  a una organización para que pueda mantenerse políticamente sin extorsiones a los ciudadanos hasta las próximas elecciones.

En cuanto a la familia ecologista termina adoptando a los 4 oseznos y llevándolos de camping con sus hijos a los espacios naturales acostumbrados.


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

Vilareguidades 10

Complemento a la descripción de Villar de Acero.
A Villar la recorre una calle central, desde el pico hasta el fondo,  paralela del río  el Tejeira a su su diestra, con sus casas  dispersas por sus ambos costados.  Entre los edificios hay cercados  de piedra que, redondos y ovales,   sugieren  pallozas recicladas en huertas.

Se accede a Villar viniendo de La Villa, por el puente primero sobre el río Tejeira . Villar  con sus gentes   abiertas y nobles, es lugar de acogida de estancia y  de tránsito a los pueblos vecinos: Porcarizas de frente y Tejeira a la izquierda señalizan letreros en “Pico do Lugar”,  primer barrio que  sale enseguida al encuentro.  Y hacia Airadapedra, desde el  fondo de “En Baixo” cruzando  otro puente sobre el Porcarizas y a través del collado de “El  Goladín”.

 Volviendo a  la calle principal y central, en sentido del río, enseguida encontramos a la izquierda la Iglesia dedicada a las santas, nuestras  mártires vírgenes: Bárbara y Lucía: faro y refugio en tormentas y sombras. El templo es de planta hoy en L  y fachada con  gran puerta de entrada, rematada en la típica espadaña afilada con las altas  campanas de acceso exterior. El estilo es el simple montañés  parroquial dieciochesco  de los templos de  Ancares . Obra en sólida piedra con vidrieras estrechas y losado a  dos aguas. Posee otra entrada lateral precedida por un atrio enlosado y que ostenta murales de algún cura pintor.  El recinto interior es de única nave con tres clásicos cuerpos: El coro de músicos elevado a la entrada sobre el sitio  de fieles con su confesionario y su típico púlpito para las homilías. Y después el altar, con sencillo retablo, presidiéndolo todo. Y luego por fín  la gran sacristía lateral adosada en la base de la L.

 La cubierta en peldaños nos hace pensar que sería añadido de una ermita inicial. Rodeando el conjunto, un paseo cercado, recorrido piadoso para las procesiones de La Pascua y las fiestas patronales del pueblo.

Siguiendo la calle, el barrio siguiente es “Concello Vello”, lugar donde antaño, reunido en concejo los vecinos del pueblo discutían asuntos de la comunidad. Una puerta sin uso, sirve hoy de tablón, para bandos y avisos de la junta local. A la izquierda está  “El Barrio” que precede a “A Costa” una calle en muy idem que cruza la ruta que va a Porcarizas al nivel de La Escuela, atalaya del pueblo.

 Volviendo a la ruta de la calle central, enseguida  nos vemos en la plaza del “Aira do Teso”. Es la Plaza Mayor, plaza multifunción donde allí casi siempre se celebran  verbenas, conciertos y bailes en las fiestas del pueblo y se juega a los bolos en variante asturiana que describe muy bien Ismael en el Foro que tiene Villar en la Guiadelmundo.   Pasado esta era, un desvío a la diestra  nos lleva al “Barreal” un otero de casas que antecede al lugar  que llamamos “El Castro” (una  reminiscencia de los celtas ancestros)  ya fuera del pueblo .Volviendo a la calle central solo queda al  final el “En Baixo” que es el último barrio habitado por vivos.
Luego está el cementerio y entre él y el molino que es la última casa (restaurada a la última) una ristra de huertas con paredes redondas que es la muestra palpable de las casas de antes. Dicen que es por ahí que era el pueblo primero con sus casas de paja. Y a raíz de un incendio lo subieron al sitio actual más moderno,  funcional y  seguro al  ponerle a las casas  las cubiertas de losa. Hoy destacan  las casas remozadas y nuevas, contrapunto a las viejas que aún conservan armónico ese rancio sabor del pasado entrañable de esta aldea ideal,  enclavada al amparo de  los montes de Ancares.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Infanta preñada, infanta parida



469+0138:5 Infanta preñada+Infanta parida (á-a)            (ficha nº: 835)

Versión de Tejeira (ay. Villafranca del Bierzo, ant. Paradaseca, p.j. Ponferrada, ant. Villafranca del Bierzo, comc. Burbia, León, España).   Recitada por Carolina López (78a). Recogida por Débora Catalán, Diego Catalán, Paloma Esteban y Bárbara Fernández, 16/07/1985 (Archivo: ASOR; Colec.: Encuesta LEÓN 85; cinta: 2.16-7.1/B-16). Publicada en TOL I 1991, pp. 234-235.  062 hemist.  Música registrada.


     En las huertas del gran  rey    hay una hierba muy mala,
  2   la doncella que la pise    va a salir embarazada;
     la pisara Evangelina,    con su defertuna mala.
  4   Un día, poniendo mesa,    se le arrugara la saya.
     --¿Tú qué téis, Evangelina    que se te arruga la saya?,
  6   ¿has tenido calentura    o estás embarazada?


--Ni he tenido calentura    ni estoy embarazada,
  8   lo que tengo mal de muelas,    que parece mal de rabia.
     --Si eso fuera, Evangelina,    si eso fuera, nada, nada,
  10   si eso fuera, Evangelina,    si eso fuera, te curara.--
     Siete doutores la miran    los más sabidos de España;
  12   unos dicen: "Calentura",    y otros dicen que no es nada,
     si no fuera el doutor viejo,    que le dice esta palabra:
  14   --Lo que tiene, Evangelina,    es que está embarazada.
     --Cállese usted, doutor,    cállese usté esa palabra,
  16   que si mi padre lo sabe,    la vida tengo jugada.--
     Estando en estas razones,    el niño nuevo llorara.
  18   --Llévelo usted, doutor,    y búsquele buena ama,
     que sea de buena gente,    que crie la leche clara;
  20   no se vaya po`el balcón    ni tampoco por la sala,
     váyase por la escalera,    donde mi padre no estaba.--
  22   En medio de la escalera    con su padre se encontrara.
     --¿Qué llevass ahí, doutor,    qué lleva n'esa embozada?
  24   --Llevo rosas y claveles,    a usted no le importa nada.
     --Bien saberá usted, doutor,    que al rey no   encubre nada.--
  26   Estando en estas razones,    el niño nuevo llorara.
     --La rama que dió ese fruto    vamos ahora a cortarla.--
  28   La cogió por los cabellos,    por el suelo la arrastrara;
     le cortara la cabeza,    la botó por la ventana.
  30   ¡Válgame Nuestra Señora    y la Virgen soberana,
     na más tenía una hija    y aquella está degollada!

lunes, 15 de septiembre de 2014

Amor tabú

0453:1 La pastora probada por su hermano (6+6 pareados)            (ficha nº: 1226)

Versión de Villar de Acero (ay. Villafranca del Bierzo, ant. Paradaseca, p.j. Ponferrada, ant. Villafranca del Bierzo, comc. Burbia, León, España).   Recitada por una mujer (unos 80a) y Antolina Mauriz Merodo (78a). Recogida por Julio Camarena, 26/07/1985 (Archivo: ASOR; Colec.: Camarena, J.; cinta: 21A-066). Publicada en TOL II 1991, pp.244-245.  060 hemist.  Música registrada.
   
         --¿Tú, Rufina hermosa,    tú qué fais aí?
  2       --Estou guardando l gado,    ben o veis equí.
         --Non che digo eso    ni tanto com` eso,
  4       dígoche que veñas    a toma-lo fresco.
         --A toma-lo fresco    nin fui nin irei,
  6       dirá o meu amo    en qué me ocupei.
         --Si dice tou amo    en qué te ocupache,
  8       dille que chovía     que te subeirache.
         --Eu verdades sí,    eu mentir non sei,
  10       voume pa onde o gado,    que llo perderé.
         --Si perde-lo gado,    eu che o irein buscar.
  12       --¡Oh, Jesús humano,    cómo veis profano,
         en mangas de seda    buscarme o meu gado!
  14       --Mangas e manguitos    tengo de romper,
         Rufina hermosa,    por che dar placer.
  16       --No me das placer,    que aún me das pena,
         i ha vir o meu amo    traerme a merenda.
  18       --Y aojalá viñera    y aojalá chegara,
         y aojalá supiera    que contigo estaba.
  20       --Volve pronto, humano,    volve de contado.
         --Pues lo ha apostado,    levareiche o gado.
        
    (Se conoce que llo apostara ó amo o gado de que non entraba, de que non ía porque ya fora e non as quixera i él apostoulle o gado ía perdeu e perdeu o amo.)
  22       --Si ganache o gado,    eu terei perdido
         que con tus palabras    ya me has convencido.
        
    (i era o irmao que viña á buscar.)
  24       --Dígoche, Rufina,    dígoche quien soy,
         dígoche, Rufina,    que teu irmao soy.
  26       --Si eres meu irmao,    irmao do corazón,
         de eso que che dixen    pídoche perdón.
  28       --De eso que dixeche    ya está perdonado,
         pon o pé no estribo    i monta de a cabalo.
  30       --Veciños do pueblo    acalaime o gado,
         que se vai Rufina    co sou namorado.
        
    (Que marchaba Rufina co enamorado i era o irmano que a veu buscar.)

Conde Olino

Versión de Tejeira (ay. Villafranca del Bierzo, ant. Paradaseca, p.j. Ponferrada, ant. Villafranca del Bierzo, comc. Burbia, León, España).   Recitada por Rosenda Saavedra Alba (71a). Recogida por Julio Camarena, 25/07/1985 (Archivo: ASOR; Colec.: Camarena, J.; cinta: 10B-262). Publicada en TOL I 1991, p. 155.  044 hemist.  Música registrada.


     Madrugaba conde Olino    y por mucho madrugar
  2   a levar o sou cavalo    a las orillas del mar.
     Mentras o cavalo bebe,    o conde  canta un cantar.
  4   Ahí lo oíra la reina,    que siempre  quísolle mal.
     --Mira, niña, qué ben canta    la serenita del mar.
  6   --Madre, no es la serena,    ni tampoco sou cantar,
     madre, que es el conde Olino,    que con él me he de casar.
  8   --No te casas, vida mía,    sino vos mando matar.--
     La reina, qu' aquela envidia,    pronto los mandó matar.
  10   Uno salió un fuerte pino,    y a otro un verde pinar.
     Medra uno, medra otro,    y ambos medraban a par;
  12   medró uno, medró otro,    al cielo quieren llegar.
     La reina,  c' aquela envidia,    pronto los mandó a cortar.
  14   Uno salió fuente clara    y  otro una fuente eternal,
     donde los cojos y mancos    allí se iban a lavar.
  16   La reina, que aun era coja,    también se iba a lavar.
     Con la gracia de Dios Padre,    conde Olino empezó a hablar:
  18   --Pa todos hei de dar agua,    y pra ti hei de secar;
     cuando yo era muy buen mozo,    tú me mandaste matar;
  20   cuando yo era un alto pino,    tú me mandaste cortar,
     y ahora soy fuente clara    y a mí te vienes lavar.
  22   Pra todos hei de dar auga,    ye pra ti hei de secar

domingo, 14 de septiembre de 2014

tejeira

http://www.revistadefomentosocial.es/index.php/todos-los-documentos/120/2166-120a5/download

barantés y otros



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