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El rey tenía una hija, mucho la quiere y la estima, |
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vestida la trae de oro, calzada de plata fina. |
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Él la quería casar y ella dice que es muy niña. |
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Pasan tiempos, vienen tiempos y la niña por casar inda. |
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Bien la oía su padre cómo suspira y gemía. |
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--¿Por qué lloras, la Silvana, por qué lloras, hija mía? |
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--Como no hei llorar, padre, si me hallo por casar inda. |
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--Cuando te quise casar, dijistes que eras muy niña, |
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y ahora igualanza contigo no había |
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si no fuera conde Flores, hijos y mujer tenía. |
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--Mándelo llamar, padre, para una rica comida; |
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en el medio de la comida háblale de parte mía, |
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si se acuerda de algún tiempo, si se acuerda de algún día |
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cuando los dos retozamos en campos de verde oliva, |
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yo con mi blanco jibón y él con su blanca camisa. |
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--De esos modos, la Silvana, tu honra ya está perdida. |
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--No están, no, mi padre que eso nadie lo sabía.-- |
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Mandara llamar al conde por un paje que tenía. |
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--Me manda el rey que lo llame, yo no sé qué le quería. |
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--Yo aquí vengo, buen rey, por ver lo que me quería. |
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--Lo que te quiero, buen conde, bien no te parecería, |
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que mates a tu condesa y cases con mi infantina. |
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--¿Cómo hei de matar, buen rey, a quien tánto me quería? |
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--Si no la matas, buen conde, pagarás por la tu vida.-- |
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Se volviera para casa más triste que salira. |
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A condesa pone a mesa, e o conde non lle comía. |
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--Dame de tu pesar, conde, dareite de mi alegría. |
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--Alegría que che hei dar, bien no te parecería, |
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me manda el rey que te mate, e case con su infantina. |
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--Por Dios te pido, buen hombre, que no me quites la vida, |
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yo a mis hijos y los tuyos yo a criarlos sería. |
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--No puede casar el conde `tando la condesa viva. |
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--Por Dios te pido, buen conde, que no me quites la vida, |
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yo iréme a un desierto y allí vida santa haría. |
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--No puede casar el conde `tando la condesa viva. |
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--No me mates con cuchillo, que muerte puerca sería; |
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ahógame con un pañuelo, que muerte dulce sería.-- |
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Echó la mano al bolsillo a un pañuelo que tenía. |
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Estando en estas razones, diera habla una niña, |
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que para tener dos meses aún le faltaba un día: |
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--¡Adiós, querida mi madre, cómo te quitan la vida |
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por dar gusto a un traidor y a una puerca cochina! |
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¡Válgame Nuestra Señora, válgame Santa María! |