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Madrugaba conde Olino y por mucho madrugar |
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a levar o sou cavalo a las orillas del mar. |
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Mentras o cavalo bebe, o conde canta un cantar. |
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Ahí lo oíra la reina, que siempre quísolle mal. |
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--Mira, niña, qué ben canta la serenita del mar. |
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--Madre, no es la serena, ni tampoco sou cantar, |
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madre, que es el conde Olino, que con él me he de casar. |
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--No te casas, vida mía, sino vos mando matar.-- |
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La reina, qu' aquela envidia, pronto los mandó matar. |
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Uno salió un fuerte pino, y a otro un verde pinar. |
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Medra uno, medra otro, y ambos medraban a par; |
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medró uno, medró otro, al cielo quieren llegar. |
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La reina, c' aquela envidia, pronto los mandó a cortar. |
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Uno salió fuente clara y otro una fuente eternal, |
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donde los cojos y mancos allí se iban a lavar. |
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La reina, que aun era coja, también se iba a lavar. |
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Con la gracia de Dios Padre, conde Olino empezó a hablar: |
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--Pa todos hei de dar agua, y pra ti hei de secar; |
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cuando yo era muy buen mozo, tú me mandaste matar; |
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cuando yo era un alto pino, tú me mandaste cortar, |
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y ahora soy fuente clara y a mí te vienes lavar. |
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Pra todos hei de dar auga, ye pra ti hei de secar |
