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martes, 23 de marzo de 2010

Los ancestros (por "Pancho")

                                                                   



Existió un tiempo en el que todo Villar era un manojo de vidas en busca de una causa común "vivir".




No era un tiempo de ignorancia como algunos creen, sino un tiempo de profunda sabiduria en el que nuestros mayores sabían y tomaban el camino de la vida observando el vuelo de los pájaros, el movimiento de las nubes o la manifestación de los elementos (mi padre "daba a volta" a una piedra a la puerta de casa y por la vida que habia debajo y la humedad del suelo, sabía si era un buen día para ir a "gadañar").



En ese tiempo no nos lavábamos todos los dias, ni nos cambiábamos de ropa antes de cenar. No existían sofás (gracias si había escano) ni cojines, ni cortinas, ni lámparas (nos alumbrábamos con ganzos y candiles)



No había comodidades ni lujos pero tampoco los echábamos en falta porque no sabíamos que existían y con nuestra vida teníamos bastante.



Pero la memoria del hombre es frágil y el concepto que yo tenía de mi pueblo y sus costumbres se tambaleó con el tiempo.

Los recuerdos fueron barridos y sustituidos por ilusiones que encadenaron mi mente y mi cuerpo a cuestiones materiales y pasajeras.



Nos volvemos tan finos y superiores que no sabemos escuchar a nuestros mayores y cuando los escuchamos no los entendemos. Ya no miramos el vuelo de los pájaros porque estamos tan ocupados que no nos queda tiempo para mirar al cielo.



No tenemos un horizonte claro hacia el que caminar pues al olvidar el recuerdo de nuestro origen, no queremos saber de dónde venimos y por eso tampoco tenemos claro hacia dónde vamos.



Yo tomé la determinación de disciplinarme y escuchar, por eso os voy a segir contando historias y recuerdos de Villar y de todas esas personas maravillosas que a través de la propia vida engarzaban el futuro.



Y es que me he dado cuenta que el futuro de nuestros mayores, es nuestro presente.



Sobre nuestra vida en el pasado: es la que es, pero nadie podrá decir que yo, alguna vez dejé de ser y comportarme como un verdadero vilarego.