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domingo, 6 de diciembre de 2009

Ecoaldeas de hoy




Sin título













Los intentos de vida en equilibrio
con la naturaleza , obteniendo sólo de ella los recursos
vitales necesarios para la autosuficiencia fuera del sistema de
hiperproducción e hipeconsumo (capitalismo liberal)
están de moda desde la eclosión hippie
norteamericana de mediados del siglo pasado.
Sin embargo no duran nunca, en
el mejor de los casos, más de una generación, por
dos problemas fundamentales, yo creo:

La convivencia y la economía.

Henry
D. Thoreau
, el rebelde
iconoclasta norteamericano de Walden (s. XIX) experimentó la
convivencia por defecto y desde luego no prolongó su
experimento fuera del sistema más allá de dos
temporadas. No tuvo con quien convivir ni bien ni mal. Estuvo
él solito, así que no tenía que sufrir
celos de nadie ni a quien envidiar ni quien le envidiara sus facultades
intelectuales y creatividad
Los sucesivos walden creados,
desde mediados del siglo pasado a partir de sus principios, con gente
de nivel cultural y económico desahogado, se disolvieron
precisamente por deterioro de la convivencia entre ellos, a medida que
las comunidades iban creciendo en número de miembros y
éstos en edad.
Muchos de ellos hoy son abuelos
muy bien integrados en el sistema ya desde antes de sus cuarenta . Y
quizás sus nietos pueblen alguna de las numerosas comunas
europeas de hoy, creyéndose los redentores de este "puto
mundo podrido de capitalismo y contaminación, que derrocha
recursos no renovables como si éstos no fueran finitos".
La convivencia en una comunidad
humana es buena , estimo (en cierto modo lo he vivido) cuando hay
profundo conocimiento mutuo y necesidad vital material.
• En las ecoaldeas que
por aquí surgieron alrededor de 1970 pervive, en nuestra
provincia, la vegetariana de
Matavenero
, pueblo que llevaba
20 años abandonado cuando, en 1990, con los permisos legales
necesarios , la comunidad hippi Arco Iris instaló una
célula autónoma cuyo núcleo
fundacional lo consituyó un pequeño grupo de
alemanes cultos y , al parecer, de familias adineradas o al menos sin
problemas económicos.
• Si hoy resisten
allí unos 90 miembros, con algunos niños comunes
educándose en total libertad en el colegio propio, uno se
pregunta si, con los limitadísimos recursos naturales de
este pueblo, situado en una escarpada montaña y a dos horas
largas a pie, por camino de carro, de San Facundo (Municipio de Torre
del Bierzo) fue posible una autosuficiencia de 17 años
continuados sin inyecciones económicas exteriores.
• Dejando aparte la
ideología idealista común a muchos
jóvenes contestatarios, algunos sin causa
(¿quién a sus 20 años no lo
fué en algún grado?) aunque totalmente
respetables por otra parte, de un mundo en total libertad, sin asfalto,
sin monstruosas ciudades deshumanizantes y sin los protocolos ni
ataduras mentales y morales (por flojas que éstas sean hoy)
de la sociedad moderna, su autoabastecimiento, sólo de la
venta de miel y tipis indios, sin compras externas, resulta
inconcebible.
En Villar
protoecoaldea prototipo y ejemplo de buena convivencia (la necesidad
une) y autarquía endémica (por abandono y olvido
de las instituciones) hasta inicios del último tercio del
siglo pasado, se produjo una desbandada de los jóvenes hacia
las ciudades que les proporcionaban una vida material superior con un
esfuerzo físico inferior. (Eiquí nun hai nada,
nun se fai nada...)La paradoja es que hoy vuelven muchos ...
Y eso que Villar, sin duda era,
es un pueblo con bastantes más recursos naturales que
Matavenero, pues está situado a una altura razonable sobre
el nivel del mar y con dos ríos que son y fueron verdaderos
tesoros para la economía miniganadera y hortícula
al por menor. Y además no se privaban de tocino y
lácteos.
Y hasta Villafranca a
pié eran tres horas, pero en Land Rover, del que tampoco se
privaban, eran ¾.
Sin embargo se
despobló progresivamente hasta quedar sólo una
docena de familias mayores viviendo a todo tiempo en el pueblo.
Y a medida que se hacen
mayores han de buscarse una solución que, por aceptable que
sea (familiares del Bierzo o residencias) siempre son, para los
acogidos, un mal menor necesario (quixeran morrer na sua casa...)
Así que Matavenero, como comunidad autárquica, me
da que si siguiera funcionando generación tras
generación, será porque sea renovada
continuamente por jóvenes que reemplacen a los que la
abandonan por necesidad (se hacen viejos necesitados de atenciones
especiales) o por desengaño, o por agotamiento de sus fondos
externos
Y a los peques que crezcan sin
televisión , (si les prohíben acceder libremente
a la internet con la que cuentan) les pasará como nos
pasó a algunos que, cuando allá por los 60 del XX
empezó TV española, nos escapábamos al
bar a ver los programas que promocionaban la naciente, rutilante y
resplandeciente (para nosotros, como hoy para los talibanes) sociedad
democrática de consumo.
Bueno pues en Villar, como en
tantas aldeas de montaña con despoblamiento, puede ocurrir
que vuelva la ecoaldea de antaño pero en otro nivel.
Sólo falta que
algún emprendedor (o la junta como promotor) utilizando
subvenciones e inventiva, monte una buena y atractiva casa casa
rural-restaurante, en la que se sirvan las hortalizas
ecológicas de la Capilla, el Noguedo, Quintela, e incluso
Lentalláis compradas a los nativos de fin de semana que
cultiven las mejores huertas; las castañas de sus abundantes
sotos (Guillarín, Pito, Valiña seca. Bandarnela,
Arnosela, El Campano) y las carnes de los terneros criados en los
prados de ribera y de arroyo (Valourio...y si cuadra La Sierra)
junto con los embutidos, el jamón de castaña y
los huevos de las gallinas de corral.
Seguro que la familia formada
por la pareja - o parejas- de jóvenes emprendedores que
montara tal Centro rural, pronto adquiriría el sano color y
la frescura que la mayoría de los/las jóvenes
hippies de Matavenero lucen entre sus panos, sayas y colorines cuando
bajan a Bembibre a sus compraventas semanales .
Y con las ventajas , para los
de Villar, de ganarse la vida en un medio integrado y con alto grado de
experiencia e historia en convivencia y humanidad.
VERANO 2007. ANONIMO.




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