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viernes, 12 de septiembre de 2014

Don Juan

Don Juan


Don Juan  el cura legendario del Valle de Finolledo era un cura con el alma grande. Tan grande como grande era su cuerpo ensotanado bajo una gorra aldeana del país.  Lo conocí siendo yo  crío y sí era del Valle y simultaneó  estancia y magisterio  en Villar con otro personaje del que tampoco se perderá la buena memoria: D. Jesús el maestro .
Estas sí que son memorias históricas a recuperar. Que no crispan porque se tendrá que ser muy ultra anticlerical  para devaluar la labor de estos personajes que actuaron en plena dictadura: La de la inmediata postguerra.

Aún quedan testimonios de agradecimiento de familiares de “rojos escapados” sin delitos de sangre por haberles salvado de la cárcel o del fusilamiento. No sé si al “feroz” republicano hasta la médula:  “calzones” e.p.d,  le llegó su intercesión , pero yo no tengo dudas de que de haber recurrido a él, habría respondido con hombría y honradez.

Era todo un cura de pueblo, del pueblo. Y en  su muerte, ya bastante mayor,  después de haber pasado por Villar otros curas,  recuerdo que entre las poblaciones por él atendidas hubo un sentimiento de pésame  parecido, por multitudinario y sincero, al vivido en la muerte del artista español más grande del toreo: Manolete.

Yo particularmente sentí su pérdida, puesto que fuera él quien me bautizara siendo padrino un hermano, también ya en p.d.,  de Bernardino González  el “calzones” tan recordado por sus ideas republicanas y por presuntamente llevar todavía la pistola minera. Si la usó o no él sabrá. La partenaire fue Elisa , la hija mayor de Domingo Alba, familia también con memoria histórica en Villar.

 Por cierto que por este personaje (Calzones) intercedió otro franquista de la época, lo cual quiere decir que no a  todos los que les tocó vivir, algunos hasta con poder, en el franquismo, haya que darlos por antidemócratas, fascistas peligrosos etc.